El año 2022 será recordado como aquel año en el que comenzamos a dejar atrás la pesadilla de la COVID 19 para el sector turístico. También por la guerra de Ucrania y la incertidumbre que esa situación ha trasladado a los mercados.
El turismo ha dado muestras, como en muchas otras ocasiones, de su resiliencia, de sobreponerse a escenarios complejos.
También este 2022 nos ha permitido mirarnos al espejo para reconocer que todo aquello que decíamos: «saldremos mejores de esto», «esta situación cambiará el turismo para siempre», «es el momento para reinventar el turismo» y que sería el turismo de proximidad y sostenible el que saldría reforzado… No ha sido así. Tan pronto se han ido eliminando las restricciones, el volumen de vuelos ha ido creciendo. Los viajes internacionales vuelven a ser una constante y muchos destinos de interior nos dicen que el verano ha sido peor que el de 2021.
La sostenibilidad del sector turístico es más una acción de marketing que una realidad. Por eso nos parece tan importante reivindicar proyectos como el de Caminos Naturales, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que entendemos pueden contribuir a promover un cambio en el turismo en nuestro país.
Más de 100 itinerarios que suman más de 10.000 kilómetros de rutas aptas para el senderismo, muchas de ellas también adecuadas para el cicloturismo o el turismo ecuestre. Repartidas por toda España, con itinerarios de larga distancia (uno de los criterios que ha ganado peso en los últimos años) y otros de menor longitud, y centrados en alguna temática concreta.
Este año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha priorizado los trabajos sobre los grandes ejes estratégicos: Camino Natural Vía de la Plata, Camino Natural del Santander-Mediterráneo, Caminos Naturales que discurren por los grandes ríos, de los que muchos son ya una realidad desde hace algunos años como el del Ebro, el Tajo o el Duero y otros están en plena fase de acondicionamiento, como el del Júcar. Y también Caminos que permiten conectar otras rutas ya existentes, como el Camino Natural de Baeza a Utiel y el Camino Natural Guadix-Almendricos.
Un programa como este tiene unos objetivos que encajan perfectamente con las bases del turismo responsable. Podemos citar como algunos de esos objetivos la promoción, puesta en valor y divulgación del medio natural, y el fomento del desarrollo rural.
Los Caminos Naturales se configuran como itinerarios verdes, itinerarios no motorizados que permiten a un público amplio acceder a recorridos que atesoran infinidad de recursos naturales, culturales, paisajísticos e históricos.
En determinados casos permiten recuperar patrimonio viario, antiguas vías de comunicación como cañadas reales, caminos de sirga de canales, itinerarios ferroviarios en desuso o caminos de ronda.
Además, hay otros beneficios asociados muy importantes.
- Facilitan y promueven la actividad física: beneficiosa para la salud, respetuosa con el medioambiente, accesible,…
- Promueven la actividad turística, en muchas ocasiones en zonas rurales, y generan ingresos económicos tanto de forma directa como indirectamente (alojamiento, restauración y servicios).
El programa entronca perfectamente con otros programas europeos de promoción de itinerarios. Los kilómetros balizados en Europa para la práctica de actividades físicas en el medio natural superan de largo el millón de kilómetros y su número no ha parado de crecer en los últimos años.
Existe una red europea de grandes recorridos de interés ecoturístico, los Senderos Internacionales, doce grandes recorridos que suman más de 60.000 km.
Para la práctica del cicloturismo, en Europa se encuentra actualmente en desarrollo la red EuroVelo, 17 rutas de larga distancia, en servicio o en proyecto, cuya extensión alcanzará más de 86.000 km.
Inicialmente, la idea de esta propuesta surgió en el año 1993, el año que viene se cumplirán 30 años, en el entonces Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA) en un proyecto denominado Plan Tejido Verde. El objetivo inicial era reutilizar las infraestructuras históricas o dominios públicos como itinerarios no motorizados. Ya en ese momento el Plan Tejido Verde se apoyaba en tres pilares:
- mantener el uso público de esas vías de comunicación obsoletas que, sin uso, corrían el peligro de “desaparecer” ganadas por la vegetación o la mala práctica de los propietarios de las fincas colindantes;
- facilitar a los ciudadanos el acceso a la naturaleza; y
- favorecer el desarrollo económico de los territorios atravesados por tales infraestructuras.
En aquella época las actuaciones se realizaron sobre líneas férreas abandonadas, inspiradas en propuestas similares existentes en Estados Unidos y en algunos países europeos como Bélgica. Esos inicios han determinado la estrecha colaboración que siempre ha tenido este Programa con la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
Una de las primeras acciones fue la elaboración de un Inventario de Líneas Ferroviarias en desuso existentes en nuestro país. La Fundación de los Ferrocarriles Españoles fue la encargada de su realización.
Los resultados fueron sorprendentes. En nuestro país había 7.600 kilómetros de vías de ferrocarril en desuso, incluso algunas que nunca se habían puesto en marcha.
Infraestructuras cuyo acondicionamiento podía contribuir al desarrollo del medio rural e impulsar actividades relacionadas con el turismo activo y sostenible en esa España Vacía, que aún no llamábamos así.
El Carrilet, en Girona, fue la primera experiencia en ponerse en marcha, una actuación sobre el ferrocarril Girona-Olot, un tren de vía estrecha que surcó las comarcas de La Garrotxa, La Selva y el Gironés hasta los años sesenta del siglo XX.
El programa no ha parado de crecer, la inversión en estos casi 30 años de programa supera los 257 millones de euros. Puede parecer una cifra abultada, pero no debemos olvidar la importancia de los territorios hacia dónde se dirigen esas inversiones.
En toda la Unión Europea hay una gran preocupación por lo que está sucediendo en las áreas rurales y los cambios que se están produciendo en ellas. Grandes dificultades para crear empleo estable y de calidad, debidas en buena medida a la falta de oportunidades y a la escasa diversificación de las economías locales. Se sigue produciendo un progresivo abandono de los pueblos y de sus tierras de cultivo, ese abandono favorece la pérdida del patrimonio cultural, material e inmaterial. Se intensifica el envejecimiento de la población. Crece la desigualdad de oportunidades, etc.
Aquellos que viven en zonas rurales de interior conocen perfectamente esta situación.
Solo con fuertes inversiones públicas y políticas de desarrollo rural valientes se podrá detener la sangría e invertir esta tendencia de abandonar las zonas rurales para buscar nuevas oportunidades en las ciudades.
El programa de Caminos Naturales es una gran apuesta que contribuye al desarrollo turístico de esas áreas rurales, y lo hace con algunos elementos muy concretos y que aportan mucho valor.
Su dimensión nacional, que engloba caminos en toda la España Peninsular y en las Islas.
Una marca y una señalización común en todos los caminos, algo sumamente importante a la hora de dar a conocer el programa en todos los territorios.
La continuidad del Programa con el paso de los años, cuestión que permite consolidar los recorridos.
En definitiva una gran apuesta. Estamos encantados de ver cómo en este 2022 los esfuerzos por darlos a conocer se multiplican.
Quedan retos por superar, la conexión entre distintos Caminos, el mantenimiento, la creación de órganos gestores una vez inaugurados los Caminos, la Coordinación con otras administraciones que diseñan y señalizan itinerarios y con el Plan Estatal de la Bicicleta…
Y no hay que olvidar que los Caminos Naturales son solo la infraestructura. Necesitamos que en torno a ellos se generen servicios, se creen productos turísticos y experiencias. Solo así podrán convertirse en lo que todos deseamos, Caminos hacia un futuro mejor para nuestras áreas rurales.